El HILO DE LA LINEA

 


    El trazo precedió la escritura. Desde tiempos prehistóricos la línea transforma la percepción de los contornos en múltiples direcciones, de manera que cobren sentido para el espectador. Predecible o incoherente, cada línea es una forma visual que se prolonga por comunicar la continuidad de una imagen. Dibujamos de manera que en nuestros trazos se reconozcan realidades vividas, teñidas incluso de lo que no se ve porque está escondido.


    Cada época y cada persona en particular tienen una manera propia de concebir o aprehender el espacio; en ello intervienen criterios de orden religiosos, políticos y culturales que influyen en los diversos modos de asumir lo que ha sido una constante preocupación para la humanidad. Hoy en día el tiempo real se impone como dinámica veloz, instantánea y efímera en nuestro mundo globalizado por la tecnología y los diversos medios de comunicación. La experiencia del espacio-tiempo en la actualidad sigue siendo, a pesar de todas las innovaciones tecnológicas, indefinible, inatrapable y compleja, sobre todo, en las diversas proposiciones conceptuales en el arte. Es imposible referirnos al arte en la actualidad con conceptos que excluyan el espacio-tiempo y los medios digitales. El arte actual, por muy tradicional que sea su expresión directa o indirectamente, está estrechamente relacionado con un contexto complejo e interdisciplinario.


    En la actualidad, el dibujo proyecta un denominador común donde se evidencia cómo el espacio ha penetrado la forma para exigir de la materia una nueva relación en la que la materia con frecuencia llega a salir de las disciplinas artísticas tradicionales para fusionarse con otros escenarios donde ya no es solamente la mano del artista la que intervienen en la obra sino otros agentes externos como, por ejemplo, los elementos de la naturaleza, el espectador o la pantalla digital. La línea se ha disfrazado, mimetizado para sobrevivir. Molecularmente, asume las características del fondo distorsionando su imagen habitual y consigue realizar sofisticados cambios en su forma, color y soporte con el fin de salvarse del fin de la historia y atacar a su presa, el tiempo, sin ser vista. Inmersa en esta suerte de mimesis, la línea acontece sin medida. Evidentemente, las palabras se han ocultado en la cara interior de su gestualidad, pero de sus manos se desprenden, entre el sueño y la vigilia, una continuidad que devuelven el pulso con rumores del cielo. De esta manera, es probable que el hilo de la línea continué dibujando su historia, la que ha contado siempre desde sus inicios, sin apropiarse del espacio, sino volviendo a él para abrazar su huella digital; lo humano.


Jocelyn Lugo
Coordinadora Internacional Iartes
Noviembre 2023.

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